
Antes de que comiencen estos espectáculos, a estos pobres animales los golpean en los testículos y en los riñones, les ponen grasa o petróleo en los ojos, les recortan los cuernos, les provocan diarrea colocando sulfato en el agua que beben, les cuelgan sacos de arena en el cuello y son encerrados a oscuras durante horas, todo ello para que estén débiles y desordenados a la hora de la verdad, pese a que a simple vista parecen ser bestias incontrolables y feroces. Sin embargo, basta averiguar un poco para saber que la condición natural del toro es huir, no atacar.
Según Associated Press, un estudio descubrió que el 20 por ciento de los toros reciben laxantes y drogas antes de que entren en las plazas, mientras que científicos de la Universidad de Salamanca, España, revelaron que el 20 por ciento de los 200 toros analizados había recibido medicamentos antiinflamatorios, los cuales “pueden camuflar determinadas lesiones”.
A todo lo anterior se suma que los toros finalmente llegan a la plaza, donde les clavan banderillas y espadas hasta matarlos.
Llaman tradición a esta estupidez, para así esconder un sucio negocio que, directa e indirectamente, beneficia a muchos: desde el dueño de un local que vende mucha más cerveza de lo habitual hasta las elites de la propia Monarquía española, además del subsidio que los gobiernos locales le otorgan a las corridas.
El principal argumento a favor de estos espectáculos es que son una costumbre, pero antes también era una costumbre tener esclavos... ¿y acaso es aceptable tener esclavos? Un violador está acostumbrado a violar.... entonces, ¿es aceptable que abuse de una niña? Por estas costumbres -y muchas otras- me da vergüenza pertenecer a la raza humana.
¿Cómo es posible que el ser humano, que dice ser racional, se comporte como la peor de las bestias y disfrute de su sed de morbo y destrucción, de competitividad y egoísmo, de esa aplastante soberbia, sin preocuparse del resto.
Las corridas son una fiesta para quienes disfrutan maltratando al resto, sintiéndose superiores a otros sabiendo que no lo son, creyéndose el cuento de ganarle a los toros, cuando éstos, que nunca han buscado ganarnos a nosotros, han sido masacrados y salen casi muertos a correr como locos por las calles en busca de esa ansiada libertad que el hombre les quitó.
Cuando todos los años yo veo esta estupidez, lo único que espero es ver a algún toro clavándole los cuernos a una persona para que pague, aunque sea un poco, el incuantificable dolor que sienten los animales no humanos en este y otros espectáculos similares. Muchos me han dicho “no puedes decir eso, defiendes al toro y no a las personas"... Yo les respondo "esa persona está voluntariamente ahí, el toro no".

Por Víctor Parra
1 comentario:
http://www.youtube.com/watch?v=GBii-qcBSjM
Una gran canción, para una "tradición" tan brutal como esta.
Sin ir más lejos, en Chile tenemos la bestial fiesta del rodeo, donde nos novillos son torturados hasta la extenuación para después ser convertidos en el asado de los patrones del fundo.
Como dice la canción, llamar cultura o tradición "al sadismo organizado, a la muerte y el dolor, es un insulto a la propia inteligencia... al desarrollo de nuestra evolución".
Si es por tradición, quitemos el derecho a voto de las mujeres y que los ricos sean los únicos que tengan derecho a pisar las universidades...
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