Hoy, 27 de febrero de 2012, la realidad que viven muchos
damnificados del terremoto es muy diferente a la que trató de mostrar el
Presidente de la República, Sebastián Piñera, durante la gira que efectuó la
semana pasada a las zonas más afectadas por dicha catástrofe.
Presidente de la República, Sebastián Piñera, durante la gira que efectuó la
semana pasada a las zonas más afectadas por dicha catástrofe.
A dos años de la tragedia, aún hay gente viviendo en aldeas y campamentos, en mediaguas, en carpas o como allegados. Además, la población rural prácticamente no ha sido tomada en cuenta.
Según el Observatorio de la Reconstrucción de la Universidad de Chile, el avance en reconstrucción de viviendas alcanza sólo entre un 10 y un 15 por ciento.
Pero eso no importa. Lo que importa es reconstruir caminos y obras viales en un convenio tácito que permite cuidarle el bolsillo a las concesionarias y a la vez inflar los números a la hora de hacer recuentos sobre reconstrucción.
Las cifras oficiales incluyen también subsidios asignados, que no necesariamente se traducen en casas entregadas y que por lo general son papeles que poco sirven a la hora que protegerse del frío, de la lluvia o al momento de querer un poco de intimidad.
Asimismo, gran parte de los porcentajes son maquillados por el Gobierno con viviendas reparadas cuyos arreglos fueron costeados en parte por los propios damnificados y que tampoco representan una ayuda para quienes lo perdieron todo.
Todo esto sin contar la gran cantidad de afectados por el terremoto que fueron calificados como inhábiles de subsidio, es decir, que el Estado determinó que no eran merecedores del beneficio por diferentes motivos, que pueden ir desde problemas burocráticos hasta considerarse que sus viviendas eran “reparables”.
Por último, hay que sumar dos situaciones que dan cuenta del negociado que se realiza con el actual modelo de reconstrucción.
En primer lugar, muchos beneficiados con subsidios aseguran que la tasación que se ha hecho de sus futuras casas dista enormemente del valor real de mercado que tienen, por lo que la diferencia existente queda en manos de las constructoras e inmobiliarias.
Asimismo, el segundo factor a analizar es que las viviendas se están construyendo en las periferias de las ciudades, aumentando la segregación y dejando el casco urbano en manos de los grandes inversionistas.
Por mientras, y a dos años del terremoto, los grandes damnificados se siguen preguntando: ¿Y la reconstrucción cuándo?
Por Víctor Parra.
2 comentarios:
Yo creo que la solución es cambiarse de país!!!
gran parte del sector norte de TALCA, donde las casas fueron totalmente destruidas por el terremoto, fueron compradas por constructoras a un precio bastante mas bajo de lo normal RECONSTRUCCION NADA!!!
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