martes, 27 de julio de 2010

Un remedio para aumentar la enfermedad


En las últimas semanas se ha desatado la controversia en nuestro país por la “brillante” idea del Gobierno de permitir la venta de remedios en supermercados, con la excusa de que esta medida generará una mayor competencia y, por ende, disminuirán los precios.
Primero que todo, manifiesto mi total rechazo a que derechos fundamentales de las personas, como la salud y la educación, sean regidos por las leyes del libre mercado, anteponiendo los beneficios económicos al acceso universal y la calidad de los servicios prestados.
Si el Gobierno está interesado realmente en que los medicamentos sean más baratos, se debiera crear una farmacia estatal para que ofrezca los productos a una tarifa razonable, lo que obligaría a que los privados disminuyeran los precios excesivos que tienen hoy en día.
También se podría actualizar permanentemente el Formulario Nacional, incluyendo en él los genéricos según una normativa de bioequivalencia que aún no ve la luz, para así tener un completo listado con los fármacos alternativos a los grandes laboratorios.
La iniciativa del Ejecutivo no es más que una nueva fórmula para aumentar las ganancias y el poder de unos pocos en desmedro de la población. El único fin de este proyecto es que la gente tenga un mayor acceso a los remedios para que los compre con más facilidad y así se incremente la gran rentabilidad que ya tiene este negocio.
Según la Asociación Industrial de Laboratorios Farmacéuticos (Asilfa), anualmente en Chile se consumen unos 222 millones de medicamentos, lo que equivale a 200 millones de dólares por concepto de venta directa. En total, el sector privado farmacéutico genera 1.042 millones de dólares al año. Con la nueva normativa, estas cifras se multiplicarían ostensiblemente.
Por si usted no lo sabe, Cencosud, dueña de Jumbo y Santa Isabel, posee el 20 por ciento de Farmacias Cruz Verde. Falabella tiene el supermercado Tottus y el 20% de Farmacias Ahumada (FASA). Además, Juan Cúneo, ejecutivo de esta multitienda, forma parte del directorio de ambas sociedades. FASA también participó de una alianza con Líder para el proyecto FarmaLíder, que terminó por desaparecer.
Es decir, todo queda en las misma manos, con la única diferencia que la gente podrá aprovechar que está comprando su almuerzo para agregar en su carro algún remedio que le tinque o que tenga un gran letrero con la llamativa palabra “oferta”. De más está decir que la seguridad no será la misma que en las farmacias y es probable que muchas cajas de medicamentos sean abiertas o perforadas al igual como ocurre actualmente con otros productos.
También es cuestionable el argumento de la baja de precios, ya que al estar tan concentrado el mercado, existen más posibilidades de que nuevamente se dé un caso de colusión, algo que sucede desde hace tiempo y seguirá ocurriendo en múltiples áreas sin la cobertura política y mediática que tuvo el caso de las farmacias hace un par de años.
Y como esto es un negocio, ¿qué pasará con los medicamentos de baja demanda y que es necesario tener almacenados por si algún paciente los requiere? Obviamente, no estarán a libre disposición en los supermercados y serán los locales especializados los que tendrán que cumplir con la labor ética de tenerlos, además de contar con un químico-farmacéutico de forma permanente.
Existirá, entonces, una competencia desleal que sólo podrá solventarse aumentando el precio de los remedios que se venden con receta.
Por otra parte, esta iniciativa significaría la muerte definitiva de las ya alicaídas farmacias chicas, concentrándose aún más el negocio en las tres grandes cadenas que actualmente poseen el 97% del mercado.
Pero lo peor de todo es que se pondrá en riesgo la salud de las personas, debido a que será tan cotidiano comprar remedios que se producirá un aumento en la automedicación y el consumo de ellos como drogas en exceso.

El uso inadecuado de fármacos tan frecuentes como ibuprofeno, piroxicam, diclofenaco o paracetamol genera problemas como hemorragias gástricas, úlceras, vómitos, insuficiencia hepática aguda e, incluso, podría provocar la muerte en casos extremos.

Asimismo, los jarabes o gotas para niños tienen saborizantes para que sean ingeridos sin problemas, razón por la cual muchos terminan consumiendo dosis más altas de las correspondientes. Según cifras oficiales, alrededor de 150 menores se intoxican anualmente por la ingesta indebida de paracetamol.
De acuerdo con los datos del Centro de Información Toxicológica, la mala manipulación de medicamentos fue la causa del 58% de los casos de intoxicación registrados durante 2009 en Chile.
En noviembre del año pasado, Argentina derogó la ley que permitía desde 1991 la venta de remedios fuera de las farmacias debido a la gran cantidad de muertes y hospitalizaciones que se produjeron por la ingesta inadecuada o la mala calidad de los productos.
De aprobarse esta iniciativa en nuestro país, no debe extrañar que los fármacos se comercialicen no sólo en supermercados, sino también en otros lugares como quioscos, pese a no cumplir con las condiciones adecuadas de almacenamiento. Al menos, la puerta la dejó abierta el propio ministro de salud, Jaime Mañalich, al afirmar que “en septiembre o en octubre a más tardar estaríamos vendiendo remedios sin receta en recintos que no sean necesariamente farmacias”.

Por: Víctor Parra

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