
De todos modos mi abuelita trataba de inventar cuanta cosa para pasar un día “fomingo” de diversión. Vamos a ir a ver a su tía del campo y nos vamos a ir por dentro – nos decía – (a esto se refería que acortaríamos camino no que robaríamos ni nada parecido), nosotros felices, hasta que un día todo cambió. Resulta que llegamos a casa de mi tía y bueno saludamos y todo lo protocolar claro y ella nos guió a su cultivo de trigo, era un paisaje de ensueños, la siembra verde, el sol que reposaba en ella, un panorama ideal para jugar como si estuviéramos en guerra.
Así que fuimos a la pieza de mi prima nos pintamos la cara cual terrible militar en batalla, nos armamos con las escopetas y pistolas de mi primo (por cierto eran de juguete no se pasen rollos bélicos), nos dividimos en dos grupos y comenzamos la gran batalla por recuperar una bolsa de galleta, el equipo que lograra alcanzar el objetivo se quedaba con más raciones del apetitoso premio.
Y ahí en la hierba nos hacíamos todo tipo de señas para avisar que el enemigo, mi abuelita y mi tía, andaban cerca del objetivo. Cuando estábamos a punto de lograr el propósito de la misión mi primo se aburre – ya, no juego más voy a ir a pedirle a mi mami que me de unas galletas y nos les voy a dar – esa última frase fue su tumba, nos abalanzamos sobre él cayendo en el cultivo y aplastando cuanta ramita de trigo se nos pusiera en frente, pero logró escapar. Mi tía estaba con ataque y lo único que decía era que el Lucho, mi tío nos iba a colgar del pescuezo, el solo hecho de imaginarme colgando del cuello no me hacía mucha gracia. Así que nos llegó un sermón más largos de los que decía el curita gringo de la iglesia. Sin contar el castigo del siglo que tuvimos que aguantar, sí fuimos torturados nos amarraron a una silla debajo de una gotera hasta que nuestros cráneos se perforaran. Ok, exagero pero no tuvimos más paseos divertidos como por un mes que a tiempo niño fue una eternidad.
Por: Yaz Valenzuela
1 comentario:
Merecido castigo, pobre primo jaja aunque por mezquino le pasó...
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