Podrían
parecer conceptos disociados y su relación no parece estar clara, sin embargo
cada uno de ellos depende de los otros dos, y no sólo de estos, sino de muchos
más elementos que no mencionaré en este artículo.
En
términos simples y en la realidad chilena, el mercado es quien regula los
salarios, según la cantidad de recursos comercializables existentes y que le
dan dinamismo al mercado. Todos sabemos que los recursos naturales en un país
como el nuestro son esenciales para mantener la economía, el crecimiento y el
supuesto desarrollo económico y sustentable. A pesar de esto, la realidad
global indica que son las transacciones financieras de gran envergadura, la
especulación, el flujo de valores en las distintas bolsas comerciales las que
producen los mayores beneficios, y hacen que las grandes corporaciones
transnacionales generen ingresos gigantescos que superan con creces a los
Estados nacionales. Son ellos quienes deciden las políticas macroeconómicas que
rigen en el sistema internacional financiero y que ponen las reglas que
orientan las decisiones políticas de una nación. Lamentablemente estas
políticas (orientadas principalmente al incremento de las arcas financieras de
las corporaciones) poco tienen que ver con el desarrollo social de las personas
comunes y trabajadoras, y por supuesto, se materializa en sus salarios y su
capacidad de compra. Suena bastante duro, pero el mercado en realidad no está
preocupado de las personas, de su desarrollo social, su alimentación, el
cuidado del medio ambiente, su estabilidad sicológica, la educación de las
niñas y niños, la conservación de las especies animales y vegetales, etc.
En resumen, poco le preocupa la vida y su mantenimiento en el tiempo. La consigna parece ser "generar la mayor cantidad de recursos en el menor tiempo y costo posible". Argumentos hay de sobra que avalan este tipo de prácticas. En Chile, por ejemplo: el alto costo de los alimentos, los miserables sueldos, las precarias condiciones laborales, las falencias del sistema de salud y la calidad de la educación (orientada a generar mano de obra barata), entre otras irregularidades que ocurren en nuestro suelo. El gran robo de las AFPs, las jubilaciones que parecen una burla frente a las ganancias multimillonarias de estas empresas financieras que a través de la especulación han generado fortunas incalculables.
En resumen, poco le preocupa la vida y su mantenimiento en el tiempo. La consigna parece ser "generar la mayor cantidad de recursos en el menor tiempo y costo posible". Argumentos hay de sobra que avalan este tipo de prácticas. En Chile, por ejemplo: el alto costo de los alimentos, los miserables sueldos, las precarias condiciones laborales, las falencias del sistema de salud y la calidad de la educación (orientada a generar mano de obra barata), entre otras irregularidades que ocurren en nuestro suelo. El gran robo de las AFPs, las jubilaciones que parecen una burla frente a las ganancias multimillonarias de estas empresas financieras que a través de la especulación han generado fortunas incalculables.
Por
otra parte, hoy sabemos que esta forma de producción pasa por una profunda
crisis internacional; el agotamiento de los recursos naturales es algo que no
se puede desestimar, los países desarrollados están al tanto de la situación y
han generado políticas que de alguna manera protegen sus suelos soberanos, lo
que significa que están buscando recursos y generando nuevos mercados en otras
latitudes. Y las elegidas son: Latinoamérica y África.
Si
hablamos de salario, este por lo general no alcanza para cubrir los gastos
básicos necesarios de un familia de clase media (pobre), que tiene que
alimentar a sus hijos, entregarles educación de calidad, vestimenta, acceso a
un sistema de salud que responda frente a las urgencias y enfermedades propias
de la modernidad, sin que cada una de estas necesidades se transforme en un
negocio más a beneficio de las gigantes financieras. Sin embargo existe una
nueva herramienta de consumo, principalmente adoptada como un hábito por esta
supuesta clase media, se trata del crédito. El crédito ha aumentado la calidad
de vida de un gran segmento de la población en términos materiales, pero por otra
parte, genera gravísimos problemas a nivel sicológico y como sociedad en
general. El principal de ellos es el excesivo endeudamiento, la esclavitud que
significa pagar todos los meses las cuotas que se deben en casas comerciales,
universidades, dividendo y el resto de créditos que ofrece el sistema
financiero. Muchas veces las deudas exceden en cantidad los ingresos de una
familia o persona, llegando ésta a endeudarse aún más para pagar deudas
anteriores. Lo anterior parece muy cotidiano y propio de la vida en sociedad, sin
embargo es un fenómeno reciente, que en los niveles actuales, no tiene precedentes.
La invitación es a reflexionar sobre la capacidad del sistema de solventar esta
fórmula mágica de crecimiento económico, a costa del medio ambiente, la deuda y
el trabajo de los más pobres.
Por : RoeMurallas
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